Ojalá su madre se suicide. No quiero que sea negocio de nadie, aunque eso es inevitable: Será un próspero negocio, nata de mierda muy metida en compromisos. En serio, ojalá se suicide porque no quiero que recorra el corte, el tajo de sí misma, ni cada uno de los cubículos parentales que ya pulsan su deseo de muerte convertido en fiesta taurina de drama, capote y pitón encajado en muslo con todo y fanfarria, paseo y advertencia de juez. La bestia saldrá a rastras y será destazada para los carnívoros, nosotros los carnívoros. Sería más fácil que esa madre se atendiera sin dolo ni juicio, pero ella es simplemente culta y limpia: sana, porque lo que le hicieron de niña no alcanzó a asesinarle el alma. En realidad la señora es fuerte y resuelta, sobrevivió y su agonía será más para sus hijos que para ella. Hay gente que prefiere y construye equilibrio, la hay y esa madre es de esas. Me equivoco en mi deseo, esa señora no se suicidará
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