viernes, 16 de julio de 2010

caricriatura 2

Lloró un poco cuando su hija le dijo estúpida. Muy astuta ella, cretina y sosa, con adeudos que no reconoce y cumplidora de acuerdos, proverbial en su mal aliento, renga y poderosa, -su pareja es uno de esos que hace justicia en nuestro país-. Se echó su pelo hacia atrás, dejó de ver la computadora y pasó lista de los que había aplastado y a los que ayudó. Lo mejor, el envilecimiento público, poco después muerto político, de un rival que parecía intocable –aunque él le ayudó a escalar en la política-. Ese fue el tope de su carrera –ella no lo sabría nunca- y ahora tenía que empezar a recrearlo todo y comenzó pensando: -la estúpida es ella, pendeja consentida, así le ha de ir a mija-. Quedaban tres días para que dejara su gran cargo y vaya que los iba a disfrutar.

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